Los padrones municipales sólo registraron 162 españoles más respecto a los de un año antes, pero la población inmigrante aportó más de 3.000 inscripciones entre 2006 y 2007.
El incremento de población en la provincia de Ciudad Real durante el año 2007 fue de 3.258 personas, según los datos de empadronamiento, hasta dejar el número de habitantes en 510.122. De ese crecimiento, el 95 por ciento, 3.096 personas eran extranjeros, es decir que la aportación española al saldo vegetativo provincial sólo fue de 162 inscritos.
En varios municipios de la provincia el incremento de población se sostiene sobre la aportación de la población foránea, o incluso a pesar de perder habitantes, siguen llegando extranjeros, como en Anchuras, Arenas de San Juan, Arroba de los Montes, Ballesteros de Calatrava, Brazatortas, Membrilla, Mestanza, Piedrabuena, Puebla del Príncipe, Villahermosa, o Viso del Marqués.
Sin embargo, el presidente de la Asociación de Inmigrantes Marroquíes, Moustafá Tourabi, advierte que el crecimiento de ciudadanos magrebíes es pequeño comparado con el de los rumanos.
Entre el 1 de enero de 2006 e igual fecha de 2007 se incorporaron a la población ciudadrealeña 2.678 ciudadanos rumanos, frente a 343 súbditos marroquíes. Por otro lado en este periodo disminuyó la población procedente de países latinoamericanos en 93 personas, en especial colombianos y ecuatorianos, aunque sigue creciendo la aportación de los originarios de Bolivia.
De los 102 municipios de la provincia en 34, es decir, más de la tercera parte, los residentes extranjeros superan el centenar. En algunos casos se trata de poblaciones superan por poco los mil habitantes, como Cózar, entre cuyos 1.265 vecinos el 10,04 por ciento proceden de otros países. Casos parecidos se dan en Montiel, con 1.638 habitantes; Retuerta del Bullaque, con 1.141 vecinos o El Robledo, con 1.183 habitantes, donde se dan porcentajes de población extranjera desde poco más del siete por ciento hasta superar el 15 por ciento.
Al pueblo grande. Hay también un número importante de municipios en los que se reduce la población inmigrante, 28 en total (en ocho no varía). En su gran mayoría son pequeñas poblaciones que no llegan a 2.000 habitantes, aunque hay dos importantes excepciones a esta regla, la primera, Socuéllamos con 12.333 habitantes hace un año, de los que 1.232 eran extranjeros. A uno de enero de 2006 los residentes eran 12.918, y 1.680 eran foráneos; la segunda excepción es Almodóvar del Campo, que pasó en este periodo de 6.936 habitantes a 6.790 y sus 105 vecinos extranjeros se quedaron en 90.
Salvada esta doble excepción, para el presidente de la Asociación de Inmigrantes de Ciudad Real, Ricardo Cuello, la marcha de los inmigrantes desde las poblaciones pequeñas a las de mayor tamaño tiene que ver con las expectativas económicas. «En los pueblos pequeños casi todo el trabajo es agrícola y por temporada, lo que produce inestabilidad». De esta forma, quien lleva un tiempo en estos pueblos intenta irse a una ciudad o una población grande, donde hay más opciones para buscar empleo. «Todos los que emigramos buscamos una mejora en nuestras condiciones de vida diaria, si no tienes trabajo para todo el año, eso es imposible».
Fuente de la Noticia: La Tribuna Digital
Informa: DIEGO FARTO
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