Ayuntamiento de Retuerta del Bullaque

La búsqueda comenzó en la mañana del martes a instancias de los familiares que reclamaban los restos de los tres maquis. Sin embargo, las pistas con las que contaba la ARMH acerca de la ubicación de los restos no permitieron dar con los mismos. Así, y tras rastrear a fondo varias zonas del cementerio viejo, este mediodía se optaba por cambiar la búsqueda y desviarla unos metros. Fruto de esta labor logró darse con los restos de estos tres maquis, que fueron enterrados hace 61 años.

No obstante, el equipo de la ARMH no ha abandonazo aún Retuerta, ya que su misión acabará mañana jueves, cuando completen y finiquiten la exhumación completa.

Según ha determinado el arqueólogo que dirige los trabajos de exhumación, René Pacheco, los tres cuerpos estaban enterrados boca abajo en lo que antropológicamente es un castigo post morten, negándoles la posibilidad de ser inhumados mirando hacia el cielo. Junto a ellos han aparecido diversos objetos entre los que se reconoce una cantimplora, restos de calzado y restos de cuero de lo podría ser un chaquetón de cuero cubriendo unos de los cuerpos.

Las labores de exhumación se alargarán a lo largo de mañana jueves, cuando se espera la visita de más familiares, entre ellos el hijo de Reyes Saucedo 'Parrala', que después de sesenta años podrá dar digna sepultura a su padre.

El manco de Agudo.

La historia de cada uno de estos maquis escribe un capítulo olvidado de la postguerra. La del Manco de Agudo, sin ir más lejos, cuenta Esteban Palomero, no habla de intereses políticos, sino más bien un desafortunado lance del destino. Él y su familia estaban en el lugar y en el momento equivocado.

El delito de José Menéndez Jaramago, natural de Higuera de Vargas (Badajoz), fue trabajar con su padre y sus hermanos en las obras de la carretera que unía Agudo y Puebla de Don Rodrigo después de la guerra. Tanto a él como a su padre les acusaron de servir de enlaces (estos eran las personas que ayudaban a sobrevivir a estos guerrilleros una vez en la sierra ) a los antifranquistas.

Las acusaciones le costaron a su padre grandes palizas, que llevaron a toda la familia a plantearse huir. Unos meses después, en estas circunstancias, moría su hermano pequeño, Antonio Méndez Jaramago, de 18 años, y en 1941, su padre. Él consiguió sobrevivirles casi nueve años, y se convirtió en uno de los maquis más reconocidos de la zona, junto con el ‘Comandante Honorio’ y el ‘Parral’.

Según Esteban Palomero, un sobrino es el que reclama ahora el cuerpo del manco de Agudo, que debe su mote a que perdió el antebrazo durante la Guerra Civil. Al parecer, la hermana del fallecido, que también vivió parte de la posguerra en la sierra, y a la que dieron por muerta, consiguió llegar a Valencia, donde, murió en 2008, justo un año antes de que se iniciarán los trámites para recuperar el cadáver de su hermano.